viernes, 21 de diciembre de 2012

Adentrándonos en la comunidad gitana


En el estudio de la asignatura se nos encomendó un trabajo sobre intervención en comunidades desfavorecidas de Talavera, y  ahí, empezó nuestra búsqueda de colectivo. Es difícil en estos momentos decantarse por un colectivo u otro, pues debido a la crisis, son  numerosos, los  grupos que requieren de intervención.

Comenzó nuestra andadura con el colectivo de las prostitutas, que se mostraron totalmente reacias a compartir con nosotras ningún tipo de información, sin la cual, no podríamos abordar nuestro trabajo, así pues cambiamos de comunidad, y afortunadamente encontramos en la familia de Fernando un punto de partida, para la realización del mismo.

Fuimos en cuatro ocasiones hacer un trabajo de observación participativa,  en las cuales se nos informó de asuntos vitales para ellos, sus carencias económicas, sus aspiraciones, su cultura, su religión, todos estos factores, sin los cuales  sería impensable una perfecta actuación.

Su comunidad, la integran 25 personas, entre las cuales están  cinco de sus hijos, y sus respectivas familias.

Su sustento está basado en la recogida de chatarra y cartón, aunque como reflejan,  hay escasez de productos, (pues son numerosas las personas que se dedican a este fin) y a veces no compensa el salir en su busca, pues el gasto  que se origina de gasolina, supera con creces los beneficios obtenidos, por los mismos.

“El gitano de referencia” vive, junto a su mujer y una hija, la cual  recibe  una pensión, por una   diversidad funcional intelectual que padece, y por la que recibe una pequeña pensión  de unos 300 euros, incluso nos comenta que les otorgaron una vivienda el estado, pero tuvieron que rechazarla por no tener medios para  poder sustentar todos los gastos que derivan  de luz, agua, etc.


Olvidamos  que aunque se perciben, carencias mínimas, como agua corriente, baño e higiene, no son necesidades básicas para ellos, al menos no lo perciben como tal, siempre y cuando puedan acceder con trabajo a ellas, por ejemplo ir a por agua unos pocos metros, etc.

 Aunque somos conscientes de que su educación es mala o escasa,  el valor que tienen respecto a esto es  totalmente diferente al nuestro. La educación formal les hace perder su identidad cultural como pueblo, puesto que  los valores que transmiten no están  de acuerdo a su cultura, y  por ello no  acuden a los centros escolares con regularidad.

Tienen una concepción del trabajo, distinta a los payos, los gitanos, no viven para trabajar, sino que  trabajan para poder  vivir.

Al realizar una intervención, no debemos caer en estereotipos  establecidos, ni  proyectar  previamente  una inter valoración, de la misma, tenemos que tener una visión global de las cosas, pero sin perder de vista, que el fin de nuestra intervención, la transformación de las cosas, se dirige a personas concretas y problemas concretos.

Los programas que se van a diseñarse, son instrumentos de intervención  que han de estar  al servicio de esa transformación que pretendemos llevar a cabo, y por tanto,  no ha de estar sujeta solo para gitanos, entraríamos entonces creando estructuras vacías de contenido, solo” por gitanos y para gitanos”.

La actitud de la población mayoritaria, en este caso la paya, es la que genera las barreras, por tanto la actuación ha de ser conjunta, payos y gitanos unidos, debemos desechar los estereotipos y perjuicios que desde siempre han existido.

Los principales ámbitos de actuación son, en primer lugar un reconocimiento a su identidad, para poder hacer efectiva la igualdad, y propiciar la participación.

Plena escolarización, educación intercultural, fomento de estudios superiores, y acceder a formación ocupacional, y empleo.

ACCEDER,  un proyecto ambicioso

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